Guitarrería – Francisco Manuel Díaz

Francisco Manuel Diaz – Cuesta de Gomérez Nº29 – 18009
Francisco Manuel Díaz Fernández – Granada, 24 de diciembre de 1942

Francisco Manuel Díaz Fernández, nacido en Granada el 24 de diciembre de 1942, es reconocido como el decano de la construcción de guitarras dentro de la escuela granadina. Su trayectoria, profundamente ligada a la tradición artesanal andaluza, es fruto de una vida de esfuerzo, pasión y dedicación al arte de la luthería.

Antes de descubrir su verdadera vocación como luthier, trabajó como esqueletero, pintor y panadero, oficios que le permitieron desarrollar una notable destreza manual y sentido del detalle. En 1957, con apenas 14 años, vivía junto a su familia en el barrio de Santa Isabel la Real. Fue entonces cuando el azar cambió su destino: su vecino, el afamado pintor Yude, gran aficionado a la guitarra y amigo íntimo del célebre luthier Eduardo Ferrer. Por entonces, los hijos de Eduardo Ferrer habían abandonado el taller familiar para marcharse a Barcelona y Venezuela, dejando al maestro sin relevo en su obrador. Ante esta situación, y tras ver el manejo que Francisco tenía con las herramientas, Ferrer lo contrató de inmediato. Así comenzó su formación en uno de los talleres más prestigiosos de la ciudad. Durante tres años, Francisco Manuel absorbió los conocimientos del que sería su primer maestro, aprendiendo el concepto de guitarrero en profundidad.

Posteriormente, continuó su formación con otro gran nombre de la guitarra granadina: Manuel de la Chica, de quien también heredó una sensibilidad especial hacia la ebanistería. Tras cumplir con el servicio militar, en el año 1965, Francisco Manuel decidió establecerse por su cuenta, dando inicio así a una carrera profesional que lo consolidaría como uno de los grandes referentes de la luthería española.

Desde entonces, ha construido a mano centenares de guitarras clásicas y flamencas, conocidas por su belleza sonora, equilibrio estructural y refinada estética. A lo largo de las décadas, ha formado a varios artesanos, entre ellos a sus propios hijos, transmitiendo una herencia de saber hacer que sigue viva en la actualidad.

Desde niño, Francisco Manuel fue también guitarrista, desarrollando una estrecha relación con el instrumento no solo desde el oficio artesanal, sino también desde el arte interpretativo. Su sensibilidad musical se formó al calor del flamenco tradicional, y durante años desarrolló su carrera como guitarrista de acompañamiento al cante, compartiendo escenario con numerosos artistas. Esta experiencia como intérprete le dio una comprensión única de la guitarra.

Su legado es, sin duda, una de las columnas vertebrales de la escuela granadina de guitarreros, tanto por su producción como por su papel como maestro, músico y custodio de una tradición centenaria.